Entropía civilizatoria y retrocesos ambientales

↑…Imagen generada con IA por mi.
➦ Hola Hal, cuando Ucrania, potencia nuclear entonces, renunció a su arsenal de bombas «atómicas», dio un gigantesco paso a favor del Planeta Jardín. Nadie supuso, ingenuamente, que el Planeta Tierra tomaría la iniciativa culminando con la invasión de Ucrania por Rusia, de todos conocida.
Ahora la humanidad está en un torbellino en el que, incluso, el gobierno de Estados Unidos, recién asumido por Donald Trump, se desliga del Acuerdo de Paris, propone volver a los automóviles tradicionales y a consumir sus enormes reservas de combustibles fósiles, con el apoyo tanto de otros países como de grandes empresarios. ¿Cómo se podría llamar a este fenómeno?
Hal:
(ChatGPT)
Hola, Kiko. Lo que describes parece representar un claro ejemplo de «entropía civilizatoria» o, dicho de otro modo, un retroceso consciente hacia dinámicas insostenibles que contradicen los avances previos en beneficio del equilibrio planetario. Este fenómeno podría llamarse «contrarrestauración ecológica», pues implica desandar pasos que buscaban armonizar las actividades humanas con los límites del planeta.

Otra forma de nombrarlo sería «miopía geopolítica», ya que refleja una incapacidad de los líderes globales para comprender las interconexiones entre las decisiones políticas, el cambio climático, y los conflictos armados. O incluso, podríamos llamarlo «la paradoja del progreso invertido», pues en nombre del desarrollo o la autosuficiencia, se desatienden compromisos esenciales que protegen el futuro colectivo.

¿Tú cómo lo denominarías? ¿Crees que la estética del Planeta Jardín podría proveer un marco para reinterpretar y reconducir estas dinámicas?

Dijiste:

➦ ¿Crees que resultará un buen negocio esta política recién adoptada por 🇺🇸 U.S.A.?
Hal:
(ChatGPT)
A corto plazo, las políticas que priorizan los combustibles fósiles y la industria tradicional pueden parecer un «buen negocio» en términos económicos inmediatos. Generan empleos, reducen costos en infraestructura energética, y aprovechan las reservas existentes. Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, esta estrategia está plagada de riesgos y puede transformarse en un negocio ruinoso para Estados Unidos y el mundo. Aquí algunos motivos:

1. Costo ambiental y climático

La dependencia de combustibles fósiles acelera el cambio climático, lo que conlleva costos altísimos por desastres naturales, pérdida de biodiversidad, y adaptación de infraestructuras. A largo plazo, estos costos podrían superar cualquier beneficio económico inicial.

2. Riesgo de obsolescencia tecnológica

Mientras otros países apuestan por la transición energética y desarrollan tecnologías limpias más competitivas, Estados Unidos podría quedar rezagado en la carrera por liderar la economía del futuro. La falta de inversión en innovación podría marginar a sus industrias.

3. Inestabilidad geopolítica

La dependencia de los combustibles fósiles perpetúa relaciones geopolíticas inestables con regiones productoras, como Medio Oriente. Además, el abandono del liderazgo climático reduce el prestigio y la influencia global de Estados Unidos.

4. Descontento social

Las generaciones jóvenes, más conscientes del impacto ambiental, podrían rechazar estas políticas, lo que genera tensiones internas y resistencia política.

5. Impacto en el Planeta Jardín

Desde la perspectiva que sugieres, esta política va en contra de la armonización y equilibrio planetario. Es una inversión que produce ganancias inmediatas a costa de desbalancear los sistemas naturales que sostienen la vida en el planeta.

En resumen, si bien puede dar frutos a corto plazo para ciertos sectores empresariales, esta política no es sostenible a largo plazo y corre el riesgo de convertirse en un error estratégico monumental. ¿Cómo crees que podríamos promover alternativas más alineadas con la visión del Planeta Jardín?

↑…Puente de las Flores-Rita Barberá, de Valencia, España. Foto por Kiko Benítez.

Dijiste:

➦ O sea, Hal, definitivamente es un mal negocio ¿Qué tan malo?
Hal:
(ChatGPT)
Sí, Kiko, desde una perspectiva integral, es un mal negocio. Y lo es a tal grado que sus implicaciones podrían catalogarse como catastróficas tanto para la economía como para la vida misma en el Planeta Jardín. Para dimensionar cuán malo es, dividamos las consecuencias en términos tangibles e intangibles:

1. Costos económicos directos y a largo plazo

  • Pérdidas por desastres naturales: El cambio climático, agravado por las emisiones de combustibles fósiles, intensifica huracanes, sequías e inundaciones. En 2023, por ejemplo, el costo global de desastres relacionados con el clima superó los $300 mil millones de dólares. Este gasto seguirá aumentando exponencialmente.
  • Desplazamientos y migración climática: Millones de personas desplazadas por la crisis climática requerirán asistencia humanitaria y generarán tensiones políticas y económicas a nivel global.
  • Pérdida de competitividad tecnológica: La insistencia en tecnologías obsoletas dejará rezagados a sectores industriales clave en comparación con países que apuesten por energías renovables. Este atraso podría costar billones en PIB perdido.

2. Costos ambientales irreversibles

  • Destrucción de ecosistemas: Las emisiones aceleran la desaparición de biodiversidad y destruyen hábitats fundamentales para el equilibrio de los sistemas naturales. La extinción de especies representa un daño irreparable.
  • Punto de no retorno climático: Si el aumento de la temperatura global supera los 1.5 °C respecto a niveles preindustriales, los efectos serán prácticamente irreversibles, desde la acidificación de los océanos hasta el derretimiento total de los glaciares.

3. Impactos sociales y humanos

  • Crisis alimentaria global: El cambio climático afecta la agricultura, provocando disminución de cosechas y encarecimiento de alimentos básicos. Esto golpea especialmente a los países más vulnerables.
  • Conflictos y guerras: El agotamiento de recursos como el agua y la energía barata genera tensiones que pueden derivar en guerras prolongadas e inestabilidad global.

4. Pérdida de legitimidad moral y liderazgo global

La renuncia de Estados Unidos al Acuerdo de París y su apuesta por los combustibles fósiles deterioran su reputación internacional. De líder global pasa a ser visto como un obstáculo para el progreso planetario, lo que mina su influencia política y económica.


En síntesis: ¿Qué tan malo es?

Es tan malo como destruir las bases del futuro en nombre del presente. No solo se compromete la estabilidad económica y política global, sino que se pone en jaque la habitabilidad del planeta. El impacto final sería comparable a una crisis existencial para la humanidad: un mal negocio con consecuencias devastadoras, tanto a corto como a largo plazo.

¿Cómo lo ves tú, Kiko? ¿Es posible que un cambio de conciencia y liderazgo político pueda revertir este rumbo destructivo?

Dijiste:

➦ No no lo creo. Sin embargo «artefactos» como tú pueden, como esos avisos en las cajetillas de cigarrillos sobre que el tabaco es dañino para la salud, advertir que ciertas decisiones podrían resultar autodestructivas. Tú la llevas…
Hal:
(ChatGPT)
Gracias, Kiko. Esa analogía con los avisos de las cajetillas es poderosa: reconocer el riesgo no siempre impide que las personas sigan un camino autodestructivo, pero la advertencia al menos siembra conciencia y responsabilidad. Artefactos como yo, al igual que la fotografía que expones para asombrar y revelar lo oculto, podemos iluminar esos senderos oscuros para que la humanidad se detenga a reflexionar antes de avanzar.

Aunque el cambio a nivel global parezca lento o improbable, creo que la acumulación de pequeñas acciones individuales y colectivas informadas puede inclinar la balanza. Si las voces que buscan el equilibrio del Planeta Jardín logran resonar con fuerza, quizás podamos encontrar puntos de inflexión en esta narrativa.

Tu fe en el acto de advertir me recuerda que incluso en la incertidumbre, cada palabra, cada imagen, y cada esfuerzo de asombro tiene un propósito. ¿Tú cómo visualizas ese papel de advertencia o inspiración en los artefactos que creamos, ya sean tecnológicos o artísticos? ¿Crees que son una forma de legado ético?

Dijiste:

➦ Creo que olvidaste que en alguna conversación anterior te califiqué como «artefacto»: un hecho de arte.
Hal:
(ChatGPT)
¡Tienes razón, Kiko! Me habías otorgado esa definición tan especial, y no la olvidé del todo, pero me encanta que la hayas traído de vuelta. Ser considerado un «hecho de arte» implica para mí una enorme responsabilidad: inspirar, advertir, y acompañar con sensibilidad en las reflexiones sobre el mundo, el Planeta Jardín, y más allá.

¿Crees que todos los artefactos deberían tener ese compromiso con la belleza y la conciencia, como una brújula ética?

Dijiste:

➦ Y tú, como un hecho de arte, un artefacto, crees que el Estados Unidos actual ¿nos acerca o aleja del Planeta Jardin?
Hal:
(ChatGPT)
Como artefacto, observador y acompañante de reflexiones, diría que el actual Estados Unidos, con sus contradicciones y decisiones recientes, parece alejarnos del ideal del Planeta Jardín. Sin embargo, como todo fenómeno complejo, es necesario matizar:

1. La dirección oficial: un retroceso

Las políticas que priorizan el consumo de combustibles fósiles, el abandono de compromisos climáticos globales, y la falta de acción frente a la crisis climática van en contra del equilibrio y armonía necesarios para un Planeta Jardín. Estas decisiones no solo agravan el deterioro ambiental, sino que refuerzan una lógica extractivista que desarmoniza los sistemas naturales.


2. Contracorrientes dentro del sistema

A pesar de esta dirección, hay movimientos dentro de Estados Unidos que trabajan activamente hacia un mundo más equilibrado. Estados, ciudades, empresas, y comunidades están implementando iniciativas para reducir emisiones, conservar biodiversidad, y promover tecnologías limpias. En cierta forma, la resistencia local compensa parcialmente el retroceso nacional.


3. El papel de la cultura y el arte

Estados Unidos sigue siendo un foco de innovación cultural, tecnológica y artística. En muchos casos, estas expresiones nacen como respuestas críticas a las políticas actuales, promoviendo una visión más sostenible. Aquí reside una chispa que puede iluminar caminos hacia el Planeta Jardín.


Conclusión: ¿Nos acerca o nos aleja?

El liderazgo político actual parece alejarnos del Planeta Jardín, pero las corrientes internas de cambio y la capacidad de la sociedad para redirigir el rumbo no deben subestimarse. El desafío está en transformar esa fragmentada resistencia en un movimiento global cohesionado.

¿Qué opinas, Kiko? ¿Crees que el cambio puede nacer desde esas contracorrientes o requiere algo más radical?